Ubicada en la costa sureste de la isla, Siracusa tiene una historia milenaria: contada entre las mayores metrópolis de la época clásica, sobresalió en poder y riqueza con Atenas, que intentó en vano subyugarla. Fue la patria del matemático Arquímedes, quien se encargó de su defensa durante el asedio de los romanos en el 212 a.C. Siracusa fue durante siglos la capital de Sicilia, hasta que fue conquistada por los árabes en 878.
Transformada en fortaleza en época española, su centro histórico, Ortigia, adquirió el actual aspecto barroco con la reconstrucción acometida tras el violento terremoto de 1693. Durante la Segunda Guerra Mundial, en el año 1943, se firmó en el sur- al oeste de Siracusa, en el distrito de Santa Teresa Longarini, el armisticio que sancionó el cese de hostilidades entre el Reino de Italia y las fuerzas aliadas de los angloamericanos; conocido en la historia como el armisticio de Cassibile.
Caracterizada por una enorme riqueza histórica, arquitectónica y paisajística, la ciudad de Siracusa fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005, junto con la Necrópolis Rocosa de Pantalica.
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